TALENT IS NEVER ENOUGH by Maxwell, John C.
Executive Book Summaries
Síntesis y Traducción
Se ha hablado tanto sobre el talento que se ha terminado por convertirse en algo sobrevalorado y mayormente incomprendido. Cuando las personas logran grandes cosas, el resultado se atribuye a su talento pero esta no es más que la manera más común de malinterpretar el éxito. Si el talento por sí mismo es suficiente ¿por qué hay tanta gente talentosa sin el éxito que ‘merece’? Porque el talento representa una oportunidad para hacer bien las cosas pero, sin buenas decisiones y acciones, no resulta ni mínimamente suficiente. El talento es un regalo, el éxito debe ganarse.
Una vez que identificamos nuestros puntos fuertes, lo único que puede detenernos es la falta de confianza en nosotros mismos, es decir, la autolimitación. El potencial de cada quién es como una instantánea de lo que esa persona puede llegar a ser y creer en sí mismo es el motor necesario para alcanzarlo. Creer en uno mismo implica decidir que somos capaces de detonar nuestro potencial; implica creer en lo que hacemos. Esto nos dará el coraje necesario para crecer. Ser quienes podemos ser es una decisión.
Si realmente quieres llevar tu talento al máximo nivel, tu primer objetivo no será concentrarte en él, sino en el poder completo de tu mente. Lo que piensas controla todo lo que haces. Se suele separar la parte mental de la acción, sin embargo, actúan juntas. ¿Cómo reconciliar ambos aspectos? A través de nuestras expectativas. Los resultados provienen de las acciones y las acciones se originan en el pensamiento.
No obstante, no es el estado natural de las personas permanecer concentradas, se trata de un estado intencional. Resulta importantísimo porque tener talento sin concentrarse es como ser un pulpo en patines. La mayor parte de las personas sólo desean obtener buenos resultados, pero el deseo no es una estrategia. Si quieres resultados debes concentrarte en tus acciones. Si quieres llevar a cabo tus acciones con empeño, tus expectativas deben ser positivas. Y para ser positivo primero debes creer en ti.
Pero el talento y la estrategia tampoco lo son todo. Por sí mismos no conducen al éxito: se necesita pasión. Cuando se tiene pasión no importan los fracasos o contratiempos porque siempre se seguiremos adelante. Una persona con talento limitado pero con pasión ilimitada por lo que hace sin duda superará a aquél que es talentoso pero pasivo, sencillamente porque la pasión hace que no desistamos. La pasión produce energía. Sin ella, el camino al éxito se vuelve largo y tedioso. El secreto de la pasión está en que nos hace sentir vivos. La pasión en la base de la excelencia y la clave de la iniciativa.
La iniciativa es el primer paso a dar sin importar a dónde queramos ir, conduce a todos los caminos. El lugar a dónde lleguemos no está determinado por la forma en que comencemos a andar el camino, sino en que de comencemos a recorrerlo. La iniciativa es la llave que abre la puerta de todas las oportunidades.
El mito más común acerca del talento es que las personas nacen con él. Esto es en parte cierto, pero la verdad es que las personas, incluso las más talentosas, son incapaces de desarrollar todo su potencial si no se avocan a la constancia y a la práctica. La práctica, la repetición y la experiencia son lo único que permite el completo desarrollo de los individuos. En este sentido, las personas somos como icebergs: el éxito es sólo la punta, un mínimo porcentaje de lo visible, y debajo hay un gran bloque de trabajo perseverante que lo sostiene.
En realidad, el talento es una elección. Cuando decidimos seguir este camino, irremediablemente nuestra vida personal y profesional mejora, pero no sólo eso: también podemos hacer que la vida de los demás mejore al contagiarlos, aun sin darnos cuenta, de nuestra pasión por el éxito. Y este es el talento más grande de todos.